Corrección de pruebas
Corrección de galeradas
La corrección de galeradas
La corrección de galeradas, también llamada de galeras o de primeras pruebas, se realiza en el texto antes de pasarlo a imprenta o de publicarlo en un formato digital, y se debe hacer siempre con el original al lado. En esta etapa, a diferencia de la corrección de estilo, la mirada revisora no se centra únicamente en el lenguaje. Se comprueba que todos los elementos que componen el mensaje conviven en armonía, que están en su lugar, que siguen las normas de estilo (por ejemplo, las de una editorial) y que ninguno altera la estética de la composición.
¿Qué se revisa en la corrección de pruebas?
Además de las erratas que se hayan podido pasar por alto en la corrección de estilo (piensa que el texto va y viene varias veces entre quien escribe, quien corrige y, finalmente, quien maqueta, así que es normal que alguna se cuele), también se deben detectar los posibles fallos de maquetación.
¿Y cuáles podrían ser estos fallos? Pues algunos pueden parecer muy obvios, tanto que a veces no se perciben. Cuando leemos y releemos un texto perdemos distancia con este y con la posibilidad de percibir las alteraciones que se pueden dar al maquetarlo.
Por eso es importante tener en cuenta diferentes aspectos:
Las erratas por omisión, adición, trasposición o sustitución de signos, como por ejemplo que falte una letra en una palabra.
La letra: comprobar que se sigue el mismo criterio de elección en el tamaño o el tipo de fuente para diferenciar las secciones, como los títulos o los subtítulos, así como en el uso de los diferentes recursos (negrita, versalita, cursiva…) en todo el texto, para evitar errores de interpretación.
La disposición de los párrafos: decantarse por un mismo formato para que no aparezcan algunos justificados y otros alineados a la izquierda, por ejemplo.
El espaciado, los márgenes, las sangrías y la compaginación: comprobar la unificación y regularidad de los parámetros elegidos para evitar posibles distracciones y optimizar la legibilidad.
Líneas viudas y huérfanas: una línea sola, separada del resto del párrafo a principio o a final de página, facilita el despiste de quien lee, que muchas veces se ve en la obligación de volver sobre el texto para no perder el hilo.
Coincidencias de sílabas, palabras o guiones al final de línea: su repetición en varias líneas seguidas entorpece la lectura.
Las imágenes: su nitidez, que guarden correspondencia con el pie de foto y que este tenga el mismo formato en toda la publicación.
Cuantos más ojos pasen por las sucesivas pruebas, mejor.
Martínez de Sousa