Microedición
Microedición
Expresar gramaticalmente las ideas no siempre es un ejercicio fácil. Encontrar las palabras precisas y construir la intertextualidad y la contextualidad del mensaje para que el lector lo pueda interpretar sin interferencias requiere la articulación del campo semántico, del gramatical y del temático. Porque hay que tener presente que un texto es una unidad significante, no un conjunto de frases sueltas ni de párrafos aislados. Y dominar estas competencias lingüísticas y comunicativas garantizan la producción de textos coherentes, cohesivos y adecuados.
¿Y cuáles son los factores que dan cuenta de que un texto cumple estos requisitos?
La distribución informativa.
El uso de mecanismos de sustitución y conectores textuales.
No perder de vista el objetivo del escrito.
Longitud de párrafos.
Tener en cuenta los criterios de espaciado.
Equilibrio informativo.
A este tipo de revisión se la da el nombre de microedición, que comprende una intervención más profunda que la de estilo, pues se centra en la revisión de contenidos textuales, es decir, de sus microestructuras. Atiende a la coherencia y la cohesión entre párrafos, a las partes que conforman el argumento y como estas se relacionan entre ellas para que la interpretación sea la correcta y se identifique la intención comunicativa de quien escribe.